Play_Arte
Entrevista a Vicky Calavia por Patricia Rodrigo
Aragón EnPortada, número 18, enero 2012
¿Dónde te encuentras más cómoda, en el campo de la creación o en el de la gestión?
Para mí la gestión cultural del audiovisual es tan creativa o más que la realización de un documental o de un vídeo. Siempre he defendido que programar, gestionar, organizar una muestra, un festival o unas proyecciones, tiene –puede y debe tener- como ingredientes imprescindibles arrojo, creatividad, criterio y elegancia, elementos que llevan a un resultado final impecable, pero que pasan necesariamente por un proceso de planificación, estructura de contenidos, secuenciación de los mismos en el tiempo y el espacio, relación con los creadores y cuidado de las obras. Todo siempre hecho desde el mimo y la pasión por el campo en el que me muevo, la imagen en movimiento.
¿Qué película o director hizo que surgiera esa chispa que genera una pasión?
En 4º de EGB nos dieron unas clases extra-escolares en el colegio en las que nos contaron qué era eso de los planos, sus tipos y significados, los movimientos de cámara, angulaciones, travelling, panorámicas,… recuerdo con especial entusiasmo averiguar porqué al plano americano se le daba ese nombre, con el ejemplo del western “Solo ante el peligro”. Me fascinó tanto ese mundo que desde entonces quise tener relación con él.
En el arte contemporáneo cada vez vemos más soportes visuales. Muestra de ello se puede ver en alguno de tus proyectos. ¿Qué línea divisorio pondrías tu?
No existe para mí una frontera estricta, creo que el cine y el vídeo no se deben circunscribir a un espacio único de proyección monocanal; ambos son movimiento y como tal deben abarcar todo tipo de espacios y tiempos, es fascinante descubrir a creativos como Néstor Lizalde o Arstic (ambos de Zaragoza) que llevan el campo visual a espacios tridimensionales y consiguen dar vida a objetos inanimados gracias a la ilusión de la proyección. Una narración audiovisual es susceptible de comunicar algo desde un formato tradicional de ficción o documental, así como desde el campo más experimental.
¿Qué le falta a Aragón para que sus festivales de cine se conozcan más fuera de nuestras fronteras?
A Aragón le faltan muchas cosas en materia de proyección de su cine hacia el exterior. Decía Bigas Luna que un país sin cine, más allá de sus fronteras, es un país que no existe; algo parecido nos ocurre aquí, tenemos a excelentes creadores desde el nacimiento del cine hasta la actualidad pero somos unos grandes desconocidos en el resto del mundo. A esta comunidad le falta un tejido industrial y una estructura de base que permitan que todo ese conjunto de obras y realizadores sean puestos en valor al fin.
¿Qué proyecto se perdió Aragón por falta de interés de nuestros políticos?
Se perdió un archivo audiovisual inventariado y digitalizado de todo el cine y vídeo desde los años 60 hasta la actualidad, proyecto que iniciamos con la exposición Travesía (DPZ, 2003) y que por diferentes circunstancias nunca ha llegado a plasmarse en un centro audiovisual que albergue esta videoteca de cine aragonés, patrimonio cultural imprescindible del que debemos sentirnos orgullosos, pero que casi nadie conoce…